Hasta ahora nunca me había planteado el plasmar las vivencias y sentimientos de una prueba deportiva en la que hubiese participado …, hasta ahora.
Una vez acabado, dormido y descansado toca hacer balance y colocar todo lo que tienes en la cabeza en su sitio, recordar con todas las personas que has coincidido, los momentos malos, los momentos buenos, el sueño, el calor, el frío, el agua, dolor de pies, todos esos voluntarios y personas que animan a cada paso que das (y son muchos) y tantas y tantas cosas.
Una prueba así no empieza en el momento que lanzan el cohete sino que tiene una larga preparación tanto física como mental, durante unos meses atrás físicamente y un par de días antes mentalmente en la cabeza solo tienes la carrera, “si llueve tengo que llevar esto y si hace sol esto otro, la ropa en los avituallamientos, tengo que sufrir y no retirarme, disfrutar de todo, si estoy muy mal acordarme de cosas buenas (mi mujer, mis hijos, familia, amigos, momentos buenos en general).
Cuenta atrás, quedan menos de 24 horas, salgo de casa rumbo a Lasarte a la que paso por Beasain recojo el dorsal y me informo por si hay alguna novedad de última hora. Tienen que verificar que tengo el material obligatorio para llevar (chubasquero, gorra, mallas por debajo de la rodilla, venda adhesiva, etc.). Una vez en Lasarte toca descansar. Por la mañana desayuno fuerte y ultimamos las cosas para llevar (rutómetro, ropa, comida, etc.). Quedó con Eider para tomar algo antes de comer y me da muchos ánimos para que acabé este reto. Desde la organización nos invitan a comer en el palacio de Igartza (pasta, arroz, ensalada, etc.) comida con hidratos para la carrera, los acompañantes si quieren también pueden. Desde un primer comienzo se ve que la organización se vuelca en hacer que los corredores y acompañantes se sientan lo mejor posible. Después de comer me dirijo al parking que la organización ha dispuesto para nosotros, intentamos dormir un rato pero ese nudo en el estomago hace que solo puedas tumbarte y ver como van llegando otros corredores a la zona de aparcamiento.
Queda menos de una hora recojo todo y me dirijo a entregar las bolsas para los avituallamientos de Tolosa (76 Km.) y Etxegarate (130 Km.). Llegando a la plaza del ayuntamiento se oye el bullicio de gente y la música. Encontrarte con gente conocida de otras carreras, saludos, despedidas, ánimos y abrazos de familia y amigos. La organización a través de megafonía pide a los corredores que entren en el corralillo de salida. Ahora los corredores estamos solos, estiramientos, últimos saludos con otros corredores, miradas perdidas, ticks de nerviosismo, etc. Entrevistan a algunos corredores destacados y nos indican que tenemos que colocarnos en la línea de salida para el protocolo, habla el alcalde, organizador, bailan un aurresku, la cuenta atrás, 10, 9, … me toco la pulsera que me regalo mi mujer y mi hija, 6, 5, … recuerdo a todos los que quiero y que estarán dándome ánimos desde donde estén, 2,1,… PUM. Música a tope, aplausos de gran cantidad de gente, algún que otro empujón, cuidado con los bastones no me los claves, corremos por las calles de Beasain la gente volcada y comienza la subida.
Una vez acabado, dormido y descansado toca hacer balance y colocar todo lo que tienes en la cabeza en su sitio, recordar con todas las personas que has coincidido, los momentos malos, los momentos buenos, el sueño, el calor, el frío, el agua, dolor de pies, todos esos voluntarios y personas que animan a cada paso que das (y son muchos) y tantas y tantas cosas.
Una prueba así no empieza en el momento que lanzan el cohete sino que tiene una larga preparación tanto física como mental, durante unos meses atrás físicamente y un par de días antes mentalmente en la cabeza solo tienes la carrera, “si llueve tengo que llevar esto y si hace sol esto otro, la ropa en los avituallamientos, tengo que sufrir y no retirarme, disfrutar de todo, si estoy muy mal acordarme de cosas buenas (mi mujer, mis hijos, familia, amigos, momentos buenos en general).
Cuenta atrás, quedan menos de 24 horas, salgo de casa rumbo a Lasarte a la que paso por Beasain recojo el dorsal y me informo por si hay alguna novedad de última hora. Tienen que verificar que tengo el material obligatorio para llevar (chubasquero, gorra, mallas por debajo de la rodilla, venda adhesiva, etc.). Una vez en Lasarte toca descansar. Por la mañana desayuno fuerte y ultimamos las cosas para llevar (rutómetro, ropa, comida, etc.). Quedó con Eider para tomar algo antes de comer y me da muchos ánimos para que acabé este reto. Desde la organización nos invitan a comer en el palacio de Igartza (pasta, arroz, ensalada, etc.) comida con hidratos para la carrera, los acompañantes si quieren también pueden. Desde un primer comienzo se ve que la organización se vuelca en hacer que los corredores y acompañantes se sientan lo mejor posible. Después de comer me dirijo al parking que la organización ha dispuesto para nosotros, intentamos dormir un rato pero ese nudo en el estomago hace que solo puedas tumbarte y ver como van llegando otros corredores a la zona de aparcamiento.
Queda menos de una hora recojo todo y me dirijo a entregar las bolsas para los avituallamientos de Tolosa (76 Km.) y Etxegarate (130 Km.). Llegando a la plaza del ayuntamiento se oye el bullicio de gente y la música. Encontrarte con gente conocida de otras carreras, saludos, despedidas, ánimos y abrazos de familia y amigos. La organización a través de megafonía pide a los corredores que entren en el corralillo de salida. Ahora los corredores estamos solos, estiramientos, últimos saludos con otros corredores, miradas perdidas, ticks de nerviosismo, etc. Entrevistan a algunos corredores destacados y nos indican que tenemos que colocarnos en la línea de salida para el protocolo, habla el alcalde, organizador, bailan un aurresku, la cuenta atrás, 10, 9, … me toco la pulsera que me regalo mi mujer y mi hija, 6, 5, … recuerdo a todos los que quiero y que estarán dándome ánimos desde donde estén, 2,1,… PUM. Música a tope, aplausos de gran cantidad de gente, algún que otro empujón, cuidado con los bastones no me los claves, corremos por las calles de Beasain la gente volcada y comienza la subida.
Un corredor me avisa que llevó la cremallera de la mochila abierta, paro y compruebo que el vaso que la organización nos entrega para beber en los avituallamientos hace que se bajé la cremallera, lo cambió de sitio y sigo adelante. De momento los corredores hablan entre ellos de esto y esto otro, las fuerzas están intactas.
Mi objetivo es acabar dentro de las 48 horas, así que me propongo que las subidas las haré andando y solo trotaré donde lo vea claro, eso hasta el km 130 en Etxegarate desde allí me lo tomaré como una carrera de 38 kms siempre que las piernas me aguanten.
Mientras subimos me fijo en la gente que hay alrededor, y cojo mi ritmo. Me adelanta un corredor con albarcas, calcetines de lana y bombacho. Es Benito un casero de unos 65 años de la zona que está acostumbrado a correr este tipo de pruebas de la zona, me uno a él y seguimos juntos hasta Mandubia (km 10).
Salgo solo del avituallamiento entre los ánimos de la gente y me propongo llegar a Zumárraga (km 20) en las primeras 3 horas. La bajada hasta Zumárraga la hago corriendo, me doy cuenta que este punto llevo una hora de retraso comparado al año pasado pero me da igual ya que el objetivo es acabar y en una carrera tan larga el tiempo lo pierdes o recuperas de forma muy rápida. Salgo del avituallamiento de Zumárraga, los ánimos de la gente te dan fuerza, en los dorsales que llevamos a parte del número, tenemos nuestro nombre y la gente nos ánima por él, normalmente miró hacia adelante y no me fijo en la gente, solo agradeces los ánimos, alguien insiste en mi nombre y se me acerca (hombre… es Luzuriaga un compañero de Ortagui que también le gusta esto), me paró mi me cuenta que me estaba esperando, me desea suerte y sigo adelante.
Anochece y en la subida a Irimo llamó a casa, no me coge, (Sonia estará liada con los peques), al rato me llama, me comenta que Naroa está en la cama y que ella y el enano se van en breve, una pena no poder hablar con Naroa pero con esto he recargado pilas para aguantar la noche. Los siguientes kms hasta la cima, voy pensando en ellos, en las salidas que tiene Naroa y en su forma de hablar voy con una sonrisa recordando. Hago cima ya es de noche y sacó el frontal.
Mi meta sigue siendo el refugio de Zelatun, lugar donde me retiré en la pasada edición, así que me repito a mi mismo que lo importante es acabar. Durante gran parte de la noche la paso sólo, hay gente que no lo entiende, creo que es la costumbre de entrenar de noche por los caminos de Modúbar. Hacia el km 43 me adelanta un grupete de 4 entre ellos se encuentra Benito (el casero de la albarcas), fuerzo un poco y cojo su ritmo, me siento a gusto coronamos el collado y bajamos a Azpeitia los 2 kms de bajada son pestosos mucha piedra que obliga a extremar precauciones. Llegamos al avituallamiento mi intención es seguir con ellos pero una vez sentado me empiezo a sentir mal, ganas de vomitar, sudores fríos, no puedo comer y lo único que se pasa por la cabeza es cerrar los ojos y descansar 5 minutos. Salgo de Azpeitia 4:30 de la mañana ahora toca 600 mts en 2 kms al coronar amanece, los siguientes kms hasta Zelatun son campas de hierba y una pequeña tachuela. Antes de coronar voy dando tumbos por el sueño detrás oigo una voz que me dice “que vas dormido”. Nos presentamos es Agustín un catalán que lleva un ritmo muy parecido a mi. Primer objetivo conseguido llegó a Zelatun una hora más tarde que el año pasado pero con ganas de seguir, estoy contento y me animo. Salimos Agustín y yo para coronar Ernio, la bajada hacia Tolosa se me hace muy larga, un cresterio y Agustín se descuelga, luego una larga bajada para cruzar Tolosa hasta el polideportivo de Usabal. El calor aprieta recojo la bolsa de ropa, me ducho y como unos macarrones, no consigo que la comida me entré, estoy sentado con Agustín y me comenta que él sale poco a poco. Le digo que yo me voy a echar una cabezada como el abuelo en la mesa, duermo 20 minutos, me despierto y me como los macarrones ahora entran mejor. Tengo ganas así que salgo tranquilo, 20 kms sin grandes desniveles aunque sin ningún llano, para matar el tiempo voy cogiendo moras y alguna manzana (está verde pero así voy matando el tiempo), recibo una llamada de Javichu “ que tal vas, ya has coronado el Txindoki? Venga, este año sí”. Son ánimos que te llenan, vas pensando en que no te puedes retirar que tienes que acabar, por ti, por el esfuerzo de los entrenos y por todas las personas que están pendientes y confían en que acabes. Al llegar a avituallamiento del 85 vamos 4 juntos y nos dicen que hacemos el 127.
Llego a Amezketa km 96, avituallamiento, descanso y comienza la fiesta de verdad 8 kms y 1250 mts de desnivel de subida hasta coronar el Txindoki. La subida la recuerdo de hace años aunque la siguiente a Gambo no la conozco. Me lo tomó con calma el objetivo es llegar a la cima manteniendo el tiempo a la salida de Amezketa con el cierre de control es de 1:45 horas. Coronó con 2 horas para el cierre de control. Me cruzó con Agustín se alegra mucho al verme “ Eres como el Ave Fénix, resurges de tus cenizas”. Cruzar la sierra de Aralar se me hace larga pero me encuentro con ganas. Comienzo la bajada hacia Lizarrusti, suena el teléfono es mi hermana y Nacor, se alegran por que siga en la aventura y me animan a que acabe. Entre ellos, mi hermana no lo tiene claro pero Nacor dice que lo conseguiré. Tengo ganas de llegar a Lizarrusti km 115, calcular el tiempo de cierre y poder echar una cabezada ya que la noche esta aquí. Calculó, podré dormir media hora, me voy a tumbar en el suelo y los voluntarios no me dejan, hablan con Cruz Roja y podré dormir en una camilla. A la media hora un voluntario me llama, ostras, me había confundido en el calculo, son las 23 horas y tengo que llegar a Etxegarate km 130 antes de las 4:15 de la mañana, son 15 kms que en condiciones normales no habría problema, pero …., esto no son condiciones normales. Salgo zumbando, 250 mts de subida en un km es como un mazazo para que no tenga tanta prisa. Comienza a llover y la niebla se echa encima, otro handicap, cojo a tres corredores y entre todos iremos más seguros en este paisaje fantasmagórico del hayedo con lluvia y niebla.
El ritmo es muy bajo, uno de ellos se lo toma con mucha calma, intento hacer cálculos y me doy cuenta que a este ritmo no llegamos dentro del tiempo, se lo comento a uno de ellos y efectivamente dice que no se llega, les digo que voy a acelerar y asegurarme que entraré en tiempo, ellos dicen que adelante que si me atrevo con esta niebla que siga. Me pongo las pilas y desaparezco entre la niebla. Al principio voy con tiento para no perder las marcas, sigue lloviendo y a cada paso llueve más todavía. Me encuentro bien, cada vez más rápido y más seguro entre la niebla, de repente veo luces a la contra mía. Son Beñat y otro chico, llevan un ritmo bastante lento por la niebla y el peligro de perderse, yo voy enchufado les animo a seguirme y por fuerza no tienen problemas. Van pasando los kms, a este ritmo entramos de sobra, Beñat me comenta lo seguro voy y le digo que mi experiencia en los raids y carreras de orientación puede que te hagan sentirte más seguro. El barro es ya una realidad y unos cuantos resbalones hacen que no bajes la guardia. Nos cruzamos con una lanzadera de la organización que vienen en contra nuestra, han salido 2 de Etxegarate en contra y otros 2 de Lizarrusti a favor, su idea es juntarse a mitad camino y regresar todos a Etxegarate, les han llamado que 2 personas se habían extraviado, nos saludamos y nos preguntan por el marcaje y la niebla, “nosotros sin problemas” nos piden los nº de dorsales para tenernos controlados a nuestra llegada a Etxegarate y continuamos. A falta de un kilómetro y medio para Etxegarate una bajada con muchísimo barro hace que ralenticemos la marcha, yo la verdad que con las nuevas zapatillas que me regalaron mi hermana y Nacor iba de maravilla. Estos kilómetros se me han pasado rápido entre el estrés del cierre, la lluvia, la niebla y el barro no me ha entrado nada de sueño para ser la segunda noche.
Entrada en el avituallamiento de Etxegarate son las 3 horas y cae agua a mares, dentro está Agustín con algún problema en los pies pero con idea de seguir. Estos son los momentos dantescos de este tipo de pruebas, con el cansancio acumulado, la segunda noche sin dormir, el frío, etc. Mucha gente deja aquí las esperanzas de llegar por calambres, lipotimias, etc.
Nosotros pedimos la bolsa con ropa de repuesto, nos cambiamos, comemos y sin pensarlo seguimos, seguros que vamos a acabar. Nos dicen desde la organización que de momento han entrado solo 10 en meta. A nosotros nos quedan 38 kms. Salimos los 3 que llegamos y poco a poco intentamos coger ritmo, pero enseguida me doy cuenta que no voy bién es Beñat quien marca el ritmo y no tiene la seguridad y rapidez de ver rápido las marcas, noto que el ritmo que lleva es lento pero aun así no puedo seguirlo bién, de repente a una pregunta de Beñat contesto por peteneras y nos quedamos todos con un ????. Estaba pero no estaba, iba dormido aunque seguía andando y conteste algo que no venia a cuento. De repente perdemos las marcas y tengo que hacer un esfuerzo para concentrarme y poner todos mis sentidos para poder ayudar a recuperar las marcas. No tenemos problemas y en 5 minutos las recuperamos, seguimos adelante. De repente me doy cuenta que voy solo y espero a los otros 2, no vienen y vuelvo sobre mis pasos por si a pasado algo. Les encuentro a los 2 juntos, Beñat sentado en una piedra acurrucado me dice que tiene mucho sueño, se coloca la manta térmica y que va a dormir un poco, el otro que va muy mal que yo siga a mi ritmo que ira poco a poco. Así que prosigo solo. Las siguientes horas se me hacen eternas, con el amanecer vuelve el sueño subo hacia el refugio de San Adrián como alma en pena, me coge un grupo de gente y me rebasan. Ven el sueño que tengo y me animan a llegar al refugio, Beñat vuelve a cogerme y decidimos dormir un poco en el refugio. El tema de la segunda noche sin dormir es para contarlo, hasta ahora no sabía en mi piel lo que era un espejismo pero después de 2 noches en vela lo sé y no es una cosa extraordinaria ya que hablando con el resto de corredores muchos han visto alguna cosa extraña en esa segunda noche, sombras que pasan cerca de ti por la noche, piedras que se convierten en conejos y casi las pisas, gente apostada a la orilla del camino que cuando te acercas son árboles, como digo para vivirlo. Como hice en Tolosa sobre la mesa duermo una cabezada de 10 minutos, tomó un caldo calentito, cojo una manzana y salgo como un espunin hacia la cima del Aizkorri y techo de la prueba. Los ánimos de los voluntarios hacen que se te olvide la que está cayendo y el frío que va a hacer en la cima. Subo por el camino del Calvario (suponer como debe ser el caminito para poner ese nombre), empinado, piedra resbaladiza con el agua, y barro. Aun con todo me encuentro bien. Corono y comienzo la bajada no soy un experto pero en las bajadas técnicas me encuentro seguro. La gente baja muy despacio entre el dolor de piernas y lo resbaladizo que están las piedras consigo adelantar a unas 10 personas. Entró en el avituallamiento del km 142 en tiempo, bajamos empapados, con frío y embarrados hasta las orejas. Tomó un caldo caliente y le aviso a los voluntarios que baja un grupo de gente de unas 10 personas. Llevaban una hora y media en la solo habían aparecido 2 personas. Se alegran y hacen más caldo.
Deja de llover calculo que no llegaré al vermuth en Beasain pero si después de vermuth. Me siento bién y en muchas bajadas troto. Del grupo de corredores que hemos estado viéndonos toda la carrera solo queda por delante Agustín y por lo que han dicho los voluntarios no cogere a nadie más hasta Beasain, pero al sentirme bien sigo e intento acabar este “suplicio” cuanto antes y así poder dormir. Recibo un mensaje de mi hermana “Espero que hayas acabado y todo este bien”, pero que leches si sigo corriendo, le contesto que sigo en ello y que solo faltan 10 kms. La contestación es al segundo “pero, pero… todavía sigues, eres un máquina. Venga no queda nada”. Esto me anima y me hace pensar que aunque estés aquí sufriendo eres un privilegiado.
Llego al último avituallamiento, ovación de gala de los voluntarios, durante toda la prueba es una pasada el animó que te dan y se desviven por los corredores. Para que os hagáis una idea si cuando pasas por chip del avituallamiento cerrases los ojos y te dejarías llevar, los voluntarios te cogerían, te sentarían, te darían de beber, de comer, rellenarían los bidones, te abrigarían, te pondrían en la salida del avituallamiento y con un fuerte aplauso y mucho animó harían que siguieses hasta el siguiente avituallamiento. De entre los 1200 voluntarios que hay, ni una mala contestación, ni una mala cara y encima algunos llevan un motón de horas como tú sin dormir. FANTASTICOS.
Suena el teléfono, mi primo Javi, no se acuerda que estoy en la Ehunmilak, hasta que se lo digo, quiere colgar como si estuviese en pleno sprint, le digo que tranquilo que estoy en un avituallamiento y que llevo muchas horas como para tener prisa ahora, nos despedimos y me desea suerte para lo que queda. Notó dolor en la planta de los pies, me quito las zapatillas para poder sacar el barro y masajearme un poco los pies, enseguida un miembro de Cruz Roja se acerca, me dice que el dolor en la planta es normal por el cansancio del pie y me limpia las zapatillas por dentro así como la plantilla. Todavía hay buen humor, 4 comentarios graciosos y a por el último tramo, me propongo disfrutarlo.
Me voy acordando de la llamada, una sonrisa me invade; que bien te viene estos pequeños detalles que te hace desinhibirte de la carrera y acordarte de cosas agradables. Hay a corredores que les siguen in situ familiares, amigos que van con ellos algunos tramos o que les animan en distintos sitios, pero una llamada aunque te pillé en un mal momento creó que te viene muy bien, igual no en ese momento pero si más adelante, te acuerdas del que te llamado, te le imaginas si está siguiendo la carrera por las redes sociales o por la web de la organización.
Bueno, esto va tocando a su fin, de repente me encuentro en una orilla del camino sentado a Fali un gaditano muy conocido en el mundillo por su simpatía y por la gran cantidad de pruebas a las que asiste. Le pregunto que tal va y me responde que no puede con el dolor de ampollas, le ofrezco mi ayuda, se pone de pie y dice que poco a poco llega. Pues entonces sigo, 2 kms más adelante hay una mujer sentada al final de una carretera, nos saludamos y prosigo, 150 mts más adelante me giró y no sé porque le preguntó si es la mujer de Fali. Ella me contesta que “sí” y le comentó que viene con ampollas a 1,5 km. Ella se levanta me da las gracias y va en su búsqueda. Estoy entrando en Beasain son un kilómetro por el polígono y 2 por las calles. Voy pensando todas esas veces que entrenando piensas el momento de acabar esta carrera, que sentirás, como reaccionaras, habrá mucha gente en la meta?, me acuerdo de todas las personas que me apoyan, que quiero, se empieza a nublar la vista, los ojos se humedecen, pero no quieres emocionarte más, no hay nadie alrededor y si te tienes que quitar alguna lagrimita pues nadie te ve. De repente, un ciclista viene en dirección contraria, se para y comienza a aplaudir, hace que me paré y me dice “que envidia me das, mira, los pelos como escarpias, sois la ostia, que cojones tenéis, cuando no se puede no se puede, aupa que ya estás y enhorabuena”, se lo agradezco y sigo, voy intentando recordar su cara y caigo que este también salió en viernes y que el año pasado si la acabó. Esto hace que siga pensando que está es un carrera en la cual pones tu cuerpo en alguna fase al limite y conocerle es muy, muy importante.
Ultimo km, sigo trotando, te anima todo el que está en la calle, en las terrazas, desde los balcones, desde los coches, te pasas 6 minutos dando gracias a la gente por el apoyo y mientras, pasas el arco de los últimos 150 metros, la última rampita de entrada a la plaza, música desde el altavoz dicen tu nombre, el tiempo que llevas en pie y piensas que un futuro mis hijos y mi mujer podrán estar conmigo en un momento tan, tan… glorioso para mi, pero que al ser tan pequeñitos esa historia la dejaremos para otra batalla.
Brazos abiertos mirada hacia el cielo. FINISHER
Toca despedida de las personas que hemos pasado tantas horas ahí arriba en el monte, una ducha y dormir que no tengo fuerzas para intentar recordar y asimilar todas las experiencias vividas estas 45 horas y 52 minutos de carrera.
Salen 204 corredores llegan 97 y entro en la posición 78 con un tiempo de 45 h 52:34.
OBJETIVO CONSEGUIDO
Mi más sincera enhorabuena, por el "carrerón" que te has cascado. Por cierto bonita crónica.
ResponderEliminarSaludos
ROBERTOFIZ (Tragaleguas, Burgos)
http://robertofizborntorun.blogspot.com/
Enhorabuena primo por el reto conseguido. Emocionante y emotivo relato, me has hecho vivir la carrera, impresionante historia de superación y coraje.
ResponderEliminarEres un maquinon.
Un fuerte abrazo Antonio
Oscar soy Javito de Burgos en ruta btt he encontrado tu artículo buscando el track de la cerrera de btt de este año y se me han puesto los pelos de punta ¡eres la ostia tio!.
ResponderEliminarQue pasada de crónica y que machada de prueba, leyendo en algún momento se me ha hecho un nudo en el estomago solo de pensarlo ¡bravo!